El pasado 28 de febrero se publicó el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en el que se advierte sobre el aumento de olas de calor, sequías e inundaciones. Se han superado los umbrales de contaminación afectando los ecosistemas y las diversas especies de flora y fauna que en ellos habitan, incluso, se ha provocado la mortalidad en masa de diversas especies como árboles y corales. Ante este difícil panorama es urgente asumir el cuidado y defensa de nuestra casa común.

En la Convención sobre los Humedales realizada en el 2021 se advierte que la salud y los medios de vida de muchas personas dependen de la buena gestión de los humedales que lamentablemente se están viendo afectados por actividades humanas. El reconocimiento de la magnitud de los beneficios que aportan, y del coste de su pérdida, hace necesario velar por su protección.

¿Qué es un humedal?

Son aquellos ecosistemas en los que el suelo está inundado, ya sea de forma permanente o periódica, y están clasificados según el tipo de agua, dulce o salada: lagos y lagunas, manantiales, oasis, bosques pantanosos, selvas inundables, ciénagas y pantanos. También se tienen en cuenta los humedales artificiales integrados a infraestructuras que almacenan agua como son los embalses y las presas. Se caracterizan por ser áreas de transición entre los sistemas acuáticos y terrestres, es decir, son ecosistemas mixtos. Sus zonas de inundación pueden ser temporales o permanentes, por eso, es posible encontrar un humedal seco que al cabo de un tiempo recupera su afluente.

Son de vital importancia porque regulan los ciclos hídricos superficiales y de acuíferos, actuando como controladores de posibles inundaciones y retienen dióxido de carbono en sus suelos. Además, albergan variedad de especies como mamíferos, anfibios, reptiles, peces e insectos, incluso, aves migratorias los toman como refugio. Los humedales son fundamentales para cumplir los retos de mitigación del cambio climático y el desarrollo sostenible. Si los humedales se degradan, se reduce su capacidad para brindar estos servicios ecosistémicos vitales.

Los humedales hacen parte de la memoria de un pueblo

Dice la tradición oral que cuando se juntaron la fuerza masculina de Chiminigagua y la fuerza femenina de Bague se creó el planeta tierra, primero se estableció el agua o xie en la Gran Chupquá y luego la energía masculina des inundó todo y se formaron las siete lagunas sagradas de la cosmogonía muysca. De esa historia poco quedó durante los días de la invasión española en el siglo XVI, ya que la cultura de las comunidades indígenas fue prohibida. La explotación del oro, la expansión urbanística, la agricultura expansiva y el nuevo consumo bovino con prácticas de pastoreo, obligó que fuera necesario la implementación de técnicas de relleno en los espacios de agua. Por esta razón, la Gran Chupquá como se le conoce ancestralmente al humedal, se fue fragmentando. Actualmente, la conexión natural de los Humedales en toda la ciudad está imposibilitada por las grandes avenidas, edificaciones y Centros Comerciales que están cerca o dentro, como le ocurre a los Humedales de: Córdoba, Tibabuyes, Conejera, El Conejito, Chorrillos, Guaymaral y Torca, que hacían parte de la Gran Chupquá y que están ubicados bajo las colinas de Zh-uba (Suba).

Si aparentemente existen avances políticos y normativos, vale la pena preguntarse ¿Por qué la destrucción de los humedales continúa?, ¿por qué siguen fragmentados y contaminados? Por un lado, se denuncia la ineficacia de las instituciones gubernamentales y por otro, la indiferencia ciudadana. Aunque es enorme el reto de protección y cuidado ambiental, pensemos que la naturaleza tiene espíritu y reacciona al afecto como lo haría el ser humano.

Fuentes consultadas:

Convención sobre los Humedales. (2021). Perspectiva mundial sobre los humedales: Edición especial de 2021. Gland (Suiza): Secretaría de la Convención sobre los Humedales.